En el trabajo se describen las características de un relicto de talar en buen estado de conservación en el partido de Baradero.
La biodiversidad de estos bosques y de sus ambientes contiguos es la mayor de la provincia de Buenos Aires; sin embargo
es la formación boscosa más desconocida por la comunidad y no está debidamente resguardada.
LA BARRANCA: EXTENSIÓN, COMPOSICIÓN
Y CARACTERÍSTICAS
La Pampa Ondulada encuentra su límite oriental
en los ríos de la Plata y Paraná, marginados con
una barranca (paleocauce) provocada por la erosión,
cuya trayectoria está parcialmente determinada
por una falla en profundidad que ha afectado
el basamento de las rocas cristalinas antiguas
(Nabel y Pereyra, 2002).
Esta barranca se extiende en dirección NO a SE
desde Rosario hasta la ciudad de Buenos Aires.
Tiene su mayor altura, 30 m, en Vuelta de Obligado;
20 m en Baradero; 15 m en El Cazador, Escobar;
hasta llegar a la ciudad de Buenos Aires donde an-
tiguamente había un desnivel de 10 m en la zona
céntrica. Actualmente es de pocos metros debido
al trazado de avenidas, de distintos rellenos y construcciones,
y se advierte el declive de las calles que
conducen al río (Nabel y Pereyra, 2002).
El suelo tiene un declive que favorece el rápido escurrimiento
del agua de lluvia; en su composición
hay predominio de materiales calcáreos y la tosca
está a pocos metros de profundidad. Esto favorece
el desarrollo de una flora semixerófila, el talar, expresión
boscosa con predomino del tala (Celtis tala)
(Parodi, 1940).
Al pie de esta barranca se desarrollan los bajos de
inundación de los ríos mencionados que presentan
pajonales y pastizales. En Vuelta de Obligado
la barranca cae casi a pique sobre el río, la extensión
de los bajos aumenta hacia el Sur y tiene notable
desarrollo en Otamendi.
DESCRIPCIÓN DE UN RELICTO DE TALAR
DE BARRANCA EN EL PARTIDO DE
BARADERO
El relicto más representativo y en mejor estado de
conservación de los talares de barranca se encuentra
en el establecimiento Los Álamos, propiedad
de la Fundación Arturo Figueroa Salas, a (33°47´S
53°29´O). Parte del bosque se ha declarado reserva
privada con el nombre Barranca Norte (51 ha) y
tiene continuidad al norte con otra reserva, La
Barranca (6 ha), propiedad de la familia Gastellu.
Estos establecimientos están a una distancia
aproximada de15 km al sur de la ciudad de
Baradero, partido de Baradero, a 150 km al norte
de Buenos Aires y a 140 km al sur de Rosario. Se
accede a ellos por la Ruta Nacional 9 y caminos
vecinales.
Ambos propietarios mantienen un convenio de
cooperación con la Fundación de Historia Natural
«Félix de Azara» desde marzo de 2005.
Al sur de Los Álamos, otros establecimientos vecinos,
como San Andrés y El Recuerdo, aun mantienen
sectores de bosque de barranca en buen estado
de conservación, que aportan continuidad a los
ambientes. Suman un frente de barranca de
aproximadamente 9 km. Este frente se interrumpe
en Los Álamos por aproximadamente 300 m afectados
por la extracción de tosca. El bosque se redujo
a una delgada franja de árboles nativos en ese
sector. A partir de allí comienzan hacia el sur las
reservas ya mencionadas. Los bajos, al pie de la barranca,
son inundables y terminan en la ribera del
río Baradero. Este ambiente, en el sitio visitado, tiene
una extensión variable debido al curso
meandroso del río, con un promedio de 350 m,
aproximadamente, desde el pie de la barranca hasta
el río. Solamente 20 m están comprendidos dentro
de la delimitación de la reserva Barranca Norte.
Todos los establecimientos visitados realizan explotación
agropecuaria en los campos de la terraza
alta.
El lugar fue relevado y visitado, todos los años,
desde octubre de 1995 (Haene et al., 1996) hasta
agosto de 2005. Durante este período se realizaron
29 viajes de relevamiento que incluyeron 36 días
de observación al sitio y alrededores. Estos permitieron
determinar especies, observar sus relaciones
y los problemas de conservación.
Desde el río se observa el perfil redondeado de la
vegetación donde, debido al sotobosque, los árboles
parecen sin troncos.
Dentro del bosque se encuentra un ambiente mucho
más intrincado que en los talares del sudeste
bonaerense. El árbol emergente del dosel es el algarrobo
blanco (Prosopis alba). Hay individuos cuya
edad supera largamente los 100 años. Los algarrobos
se disponen en grupos, a lo largo del borde de
la barranca y suelen estar rodeados por añosos
molles (Schinus longifolius) y sombra de toro (Jodina
rhombifolia). El ombú (Phytolacca dioica) crece alto y
con tronco recto buscando la luz como en la selva,
y en sus amplias raíces se entrelazan talas (Celtis
tala), chucupíes (Porlieria microphylla) y chal-chales
(Allophylus edulis). Este último, aunque no es exclusivo
del talar sino de las selvas ribereñas de los
grandes ríos de la zona y de sus afluentes, es muy
abundante en los talares de barranca. El
quebrachillo (Acanthosyris spinescens), que forma en
el sector norte de la reserva de la Fundación Arturo
Figueroa Salas y en La Barranca bosquecitos casi
puros con gran cantidad de renovales en aparente
expansión, no fue encontrado en otros talares de
barranca. Hay solamente algunos ejemplares en el
espinal de la isla Martín García. La notable cantidad
de aromito o espinillo (Acacia caven), que crece
dentro y fuera del bosque, completa el entorno de
troncos y ramas espinosas.
En la ramas de los árboles hay enredaderas, como
la uva del diablo (Cissus palmata), el tasi (Araujia
hortorum), la uña de gato (Macfadyena unguis-cati), el
mburucuyá (Passiflora coerulea) y el mburucuyá
colorado (Passiflora misera), especie amenazada
(Delucchi y Correa, 1992).
Hay abundantes epífitas, entre ellas, los claveles
del aire (Tillandsia aeränthos y T. recurvata). El helecho
epífito (Microgramma mortoniana) suele presentarse
junto a la cactácea suelda con suelda (Rhipsalis
lumbricoides). Se observa comúnmente en las ramas
a la liga (Ligaria cuneifolia), una hierba parásita.
El andar se hace difícil dentro del bosque por la
considerable cantidad de renovales de las especies
antes mencionadas y arbustos como el chucupí
(Porlieria microphylla), la coca de monte (Schaefferia
argentinensis), el azahar del monte (Aloysia gratísima)
y el ñapinday (Acacia bonariensis), entre otros.
En sectores donde los bajos penetran en la barranca
y forman un ambiente más húmedo, están presentes
el anacahuita (Blepharocalix salicifolius), el
curupí (Sapium haematospermum) y helechos nativos,
como el amenazado culandrillo (Adiantum lorentzii)
(Delucchi y Correa, 1992).
El chañar (Geoffroea decorticans) es más frecuente en
las terrazas altas de barranca, donde el talar avanza
hacia el campo abierto. También se lo encuentra
afirmándose en el talud de la barranca, en las
zonas de mayor pendiente, donde la erosión se hace
sentir, junto a molles achaparrados, tala de burro
(Grabowskia duplicata), y cactáceas. En los mismos
lugares pueden verse las flores de barba de chivo
(Caesalpinia gilliesii) y de las lantanas (Lantana camara
y L. megapotamica).
El bosque en la terraza alta forma claros o abras
donde se reproducen pequeñas zonas de pastizal
con predominio de herbáceas; entre ellas, la margarita
punzó (Glandularia peruviana), la verbena (Verbena
bonariensis), el malvavisco (Sphaeralcea
bonariensis), la boca de conejo (Justicia capestris) y
malvavisco (Abutilon pauciflorum).
Al pie de la barranca se desarrollan bajos inundables
con pastizales adaptados a los ritmos de las
crecientes y a la permanente humedad. En la ribera
se encuentra el juncal, de formación natural y
espontánea, que está conformado exclusivamente
por los juncos (Schoenoplectus californicus).
Aunque la extensión del talar sobre la terraza de
la barranca fue probablemente mayor que la actual,
debido al avance de los cultivos no es posible
conocer el límite natural del bosque. Donde faltan
árboles aparece un ambiente con gran variedad
de gramíneas, entre las que se destaca por su porte,
la cortadera (Cortaderia selloana). Esta zona puede
ser una imagen del pastizal pampeano, el ambiente
más degradado del país. Se ha encontrado
en estos pastizales y en los incluidos en las abras
del bosque gramíneas nativas como las flechillas:
la flechilla mansa (Stipa hyalina), la flechilla común
(Stipa neesiana), la flechilla blanca (Stipa papposa), la
cebadilla criolla, (Bromus unioloides), el pasto miel
(Paspalum dilatatum) y la cola de zorro (Polypogon
monspeliensis). En este tipo de barrancas, un antiguo
derrumbe o restos de una extracción de tosca,
provocan la presencia de pequeños islotes de bosque
en los bajos. En uno de estos promontorios,
situado en el extremo sur de la reserva Barranca
Norte, se observa una mínima muestra del bosque
con abundantes cactáceas.
Diversas plantas nativas sirven como alimento a
las larvas de mariposas y polillas, algunas de las
cuales indican con su presencia el buen estado de
conservación del bosque. Entre las 59 especies observadas
se encontraron mariposas cuyas larvas
se alimentan de tala, como el zafiro del talar
(Doxocopa laurentia), la bella (Hypanartia bella), la picuda
(Libytheana carinenta) y la ochenta (Diaethria
candrena).
Se registraron algunas brincadoras que son indicadoras
de talares en buen estado, tales como
(Thespieus xarina) y (T. jora).
La presencia de una mariposa amenazada, la helánica
(Pterourus hellanichus), indica el buen estado
de conservación de este relicto, donde crece la uvilla
(Berberis ruscifolia) que es el arbusto del que se alimenta
la oruga de la mariposa (Núñez Bustos com.
pers.; 2006).
La avifauna presenta notable diversidad debido a
la cercanía de los ambientes deltaicos y de los
pastizales de la terraza alta. Se registraron en la
zona 247 especies de aves pampeanas, características
del Delta y propias del Espinal. Algunas de
ellas son raras para la región y se encuentran en el
límite austral de su dispersión, como la mosqueta
ojo dorado, (Hemitriccus margaritaceiventer), el pepitero
verdoso (Saltator similis), la bandurrita chaqueña
(Upucerthia certhioides), el anambé verdoso (Pachyramphus
viridis), el carpintero blanco (Melanerpes
candidus), el atí (Phaetusa simplex), la bandurria mora
(Theristicus caerulescens), la palomita colorada
(Columbina talpacoti), el espinero grande (Phacellodomus
ruber), la choca común (Thamnophilus caerulescens)
y la tijerilla (Xenopsaris albinucha) (Bodrati et al.,
1997; Bodrati, 2001; Bodrati et al., 2001). Se registraron,
además, especies raras para la región como
el pepitero chico (Saltratricula multicolor), el picaflor
de barbijo (Heliomaster furcifer) y el brasita de fuego
(Coryphospingus cucullatus).
Habitan la zona el espartillero pampeano (Asthenes
hudsoni), el espartillero enano (Spartonoica maluroides)
y el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis), especies
que cuentan con algún grado de amenaza
(Bodrati et al. 2005).
El área cuenta con poblaciones saludables y
nidificantes de especies características o indicadoras
de bosque de barranca, como el curutié blanco
(Cranioleuca pyrrhophia), el espinero chico (Phacellodomus
sibilatrix), el espinero pecho manchado (Phacellodomus
striaticollis), el canastero chaqueño
(Asthenes baeri) y el barullero (Euscarthmus
meloryphus) (Conclusiones de la comisión «Biodiversidad
del talar», Jornadas por la Conservación
de los Talares Bonaerenses. Presente volumen).
Se encuentran comúnmente: el coludito copetón
(Leptasthenura platensis), el suirirí común (Suiriri suiriri)
y el chotoy (Schoeniophylax phryganophila).
El bosque del área sirve de refugio a especies en
disminución en toda la región, presionadas por
caza o captura comercial, el cardenal (Paroaria
coronata), indicadora de talar, la reinamora grande
(Cyanocompsa brissonii), la reinamora chica
(Cyanoloxia glaucocaerulea), los pepiteros de collar
(Saltator aurantiirostris), y gris (S. coerulescens). En los
pastizales de las abras se encuentra la colorada
(Rhynchotus rufescens).El capuchino canela (Sporophila
hypoxantha) y el corbatita dominó (S. collaris) mantienen
poblaciones estables en las reservas y las
zonas contiguas.
Entre las especies migratorias que se han observado
se halla el capuchino garganta café (Sporophila
ruficollis), el playerito canela (Tryngites subruficollis),
la monjita chocolate (Neoxolmis rufiventris) y según
Luciano (1998) la monjita castaña (Neoxolmis
rubetra).
La zona de islas y bajos costeros cuenta con especies
propias de estos ambientes, como el federal
(Amblyramphus holosericeus), la pajonalera pico curvo
(Limnornis curvirostris), la pollona azul (Porphyrio
martinicus) y la gallineta overa (Pardirallus maculatus),
entre otras. Son lugares propicios para las bandadas
de aves acuáticas, principalmente en épocas
de creciente.
La importancia ornitológica del lugar llevó a incluirlo
en una de las AICAS de Buenos Aires bajo
la denominación de «Barrancas de Baradero», en
el programa Áreas Importantes para la Conservación
de las Aves (AICAS) de Bird Life International,
y Aves Argentinas /Asociación Ornitológica
del Plata (Bodrati et al. 2005).
Los anfibios se registraron mediante observación
directa y se grabaron sus vocalizaciones. Entre ellos
se encuentran el sapo común (Bufo arenarum), el sapito
cavador (B. fernandezae) abundante en la barranca, y
el escuercito (Odontophrynus americanus). Cerca del
arroyo y en los bajos se encuentran ranitas, como
el urnero (Leptodactylus latinasus), la rana criolla (L.
ocellatus), la ranita llorona (Physalaemus biligonigerus),
la ranita nadadora chica (Lysapsus limellus) y es frecuente
en varios lugares de la reserva la rana de
zarzal (Hyla pulchella pulchella).
En los bajos del río Baradero se observaron comúnmente
ejemplares de la tortuga de laguna
(Phrynops hilarii) y, entre otros reptiles, se encontraron
ejemplares de lagarto overo (Tupinambis merinae),
que habita en la barranca, la viborita de cristal
(Ophiodes vertebralis), la culebra acuática (Helicops
leopardinus) y la culebra verde y negra (Liophis
poecilogyrus).
De los mamíferos, se han visto al zorro gris pampeano
(Lycalopex gymnocercus), a la comadreja overa
(Didelphis albiventris) y al peludo (Chaetophractus
villosus), entre otros.
El hallazgo de restos y las comunicaciones de los
pobladores permitieron considerar la presencia de
especies presionadas por la caza comercial, como
el coipo (Myiocastor coypus), el carpincho (Hydrochaeris
hydrochaeris) y el lobito de río (Lontra longicaudis).
AGRADECIMIENTOS
A los integrantes del Grupo de relevamiento de
áreas naturales de Aves Argentinas/AOP con quienes
iniciamos nuestros trabajos y gestiones en
Baradero, muchos de los cuales nos siguieron
acompañando solidaria y consecuentemente:
Eduardo Haene, María C. Berwyn, Guillermo
Bodrati, Teresa Cutellé, Carlos Ferrari, Claudia
Nardini, Ezequiel Núñez Bustos, Rosana
Rodríguez, Silvia Santisteban, María C. Smith,
Descripción y conservación de los talares bonaerenses / TALARES BONAERENSES Y SU CONSERVACIÓN
María José Solís y Marisol Tcharian.
A quienes colaboraron con las observaciones de
campo y en la gestión: José Athor, Andrés Bosso,
Juan Carlos Chebez, Roberto Güller, Enrique
Hortigueras, Santiago Krapovickas, German
Pugnali, Claudia Rego, Claudio Restivo y Diego
Schültz.
A Enrique Sierra por sus observaciones y su acción
consecuente por la conservación del talar de
Vuelta de Obligado y de la avifauna de San Pedro.
A Julieta Gastellu, Gonzalo Zalaberry, la familia
Gastellu y la Fundación Arturo Figueroa Salas, por
su hospitalidad y por su decisión de conservar
muestras de los talares de barranca de sus propiedades.
A Miguel Germann, por iniciar desde el municipio
de Baradero la serie de relevamientos de sus áreas
naturales.
A la Fundación de Historia Natural «Félix de
Azara», por asumir el compromiso de la conservación
y realización de los planes de manejo de las
reservas La Barranca y Barranca Norte.
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